Programa Semana Santa 2018

SEMAN SANT 29 Y H ermandad V irgen de los D olores de T aracena Z La Virgen María es el gran rega- lo de Dios a su pueblo. Lo expresa acertadamente el papa Francisco: “En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuen- tro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo” (EG 285). Así, considerando lamaternal presencia de María, procura vivir sus prácti- cas devocionales la Hermandad Vir- gen de los Dolores de la Parroquia Purísima Concepción de Taracena. Por ello, los actos de culto que tie- nen lugar durante el Triduo Pascual (Pasión, Muerte y Resurrección del Señor) celebrados en el templo pa- rroquial se viven con unción y reli- giosidad asumiendo que en la hora suprema, junto a la cruz, Cristo nos lleva a María porque no quiere para nosotros una vida sin una madre. Todos los años los miembros de la Hermandad participan unidos en las celebra- ciones del Misterio Pascual del Señor Jesús asumiendo de forma responsable la cola- boración asidua en las actividades y compromisos de la Parroquia pues la Hermandad se sabe unida a la comunidad parroquial de la que forma parte como no puede ser de otra forma. La liturgia está siempre animada gracias a la valiosa asistencia del Coro Parroquial. Emotivo es el acto que recuerda el Lavatorio de los pies del Señor a los apóstoles en el Jueves Santo que en Taracena cuenta con la participación inocente y limpia de los niños y niñas del pueblo. Según se acostumbra, el Viernes de Dolores la Hermandad se reúne en Junta Ge- neral para tratar asuntos de interés referidos a los fines y actividades de esta asocia- ción religiosa de fieles y, al mismo tiempo, para informar del estado de sus ingresos y gastos como compromiso de transparencia. Este año la comunidad parroquial tiene presente de modo especial la despedida como hermana mayor de la Hermandad de Doña Dolores Rodríguez (Lola) quien desde el año 1981 ha prestado un constante ser- vicio, una entusiasta entrega y una recia fidelidad al estilo de vida del Evangelio. Por ello, es obligado manifestar un común y sincero agradecimiento por su meritoria labor con la seguridad de seguir contando con su ejemplo de devoción a María, Virgen de los Dolores.

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